lunes, 3 de noviembre de 2014

Hitler en la Primera Guerra Mundial

El dictador nazi antes de comandar las fuerzas del Tercer Reich en la II Guerra Mundial fue un simple cabo durante la Gran Guerra sirviendo como mensajero y participando en varias batallas. Sus compañeros de trinchera le retrataban como un hombre atrapado por las novelas del lejano oeste, comiendo compulsivamente dulces y alejado de conversaciones sobre mujeres.
Hitler (primera fila, primero desde la izquierda) junto a sus compañeros de trinchera. Francia 1915


Un año antes de comenzar la guerra, en 1913, Adolf Hitler se mudó  a Munich (Alemania) tratando de evitar el servicio militar de su patria natal, Austria.
Comenzada la contienda el 28 de julio de 1914, a la semana siguiente se presentaría como voluntario y sería enviado a un regimiento bávaro. Tras un breve entrenamiento Hitler sirvió como mensajero, uno de los cargos más peligrosos de la contienda ya que tenía como objetivo atravesar trincheras en medio del fuego de las ametralladoras para hacer llegar mensajes entre las diferentes compañías. Tras participar en la primera batalla de Ypres fue herido en la pierna y por ello, ascendido a cabo. Según los informes, Hitler era un soldado ejemplar tanto por su disciplina como por sus valores patrióticos, pero sus compañeros de penurias de la guerra no opinaban lo mismo. A Hitler solo le interesaba enseñar trucos a su perro Foxl, leer novelas del lejano oeste en un rincón de la trinchera y comer dulces. Cuando algunos de sus compañeros hacían excursiones a localidades cercanas en busca de un prostíbulo Hitler les reprendía: “Me moriría de vergüenza si buscase relaciones con una francesa… ¿es que no os queda ningún sentido alemán del honor?”

El 13 de octubre de 1918, a punto de acabar la guerra, Hitler se vio rodeado por gas venenoso británico y fue trasladado a un hospital de campaña donde permaneció una temporada con ceguera. Ya recuperado, el 10 de noviembre le comunicaron la peor noticia para él, habían perdido la guerra, la monarquía había caído, ahora gobernaba la República de Weimar y al día siguiente se iba a firmar el armisticio; según sus palabras: “Todo se hizo negro ante mis ojos.”

J.H.P

0 comentarios:

Publicar un comentario