Por lo general las personas sentimos gran atracción por los
tesoros de nuestro pasado, los grandes descubrimientos y los enigmas que rodean
y envuelven de un velo de misterio a la historia del ser humano. Gran parte de
ese pasado se encuentra enterrado bajo, nuestra propia ciudad, habiéndose
formado con el paso del tiempo, mucho tiempo hasta llegar a nuestros días como yacimiento
arqueológico.
Y para recuperar ese pasado y estudiarlo se utiliza el
método arqueológico que consiste en una serie de técnicas de excavación para
recuperar la mayor cantidad de información posible de nuestro pasado para
posteriormente estudiarlo y analizarlo. Este análisis del registro material
proporciona una idea de lo que pudo ser nuestro pasado. Por tanto la
Arqueología comporta tanto el trabajo de
campo (recuperar las evidencias) como el trabajo de laboratorio (estudiar esas
evidencias). Quizás sea por esta mezcla actividad física de “búsqueda del tesoro” e intelectual, que
despierta tanta atracción e interés general en nuestra sociedad que a menudo es
distorsionado
por el cine.
El objetivo de la Arqueología es conocer el pasado del ser
humano a través de los restos materiales. Pero estos restos no dicen
absolutamente nada en primera instancia sobre nuestro pasado. Somos nosotros
quienes le otorgamos significado a partir de las evidencias y de la
interpretación. En este sentido, la Arqueología adquiere un papel científico pues consiste en recoger información que es
analizada y a partir de la cual se establecen hipótesis que son contrastadas
con más información (puede ser del propio yacimiento o de los restos encontrados
en otro diferente). Entonces se establecen unas conclusiones que permiten
hacernos una idea de cómo pudo ser el pasado.
Pero debido a la propia naturaleza de la Arqueología, este
pasado se encuentra en continua revisión. Si nos encontramos en un yacimiento
restos de un homínido que no conocíamos y contrasta con algunas de nuestras
características nos vemos obligados a hacerle un hueco en el mapa de la evolución
humana. Si aparecen restos de barcos fenicios en las costas británicas pues
tendremos que reescribir la Historia. Alguien podrá pensar “oye, pero esto
entonces no es ciencia porque la ciencia ofrece verdades absolutas y no deja
espacio a la interpretación. 2+2 son 4 aquí en Australia y en la Luna, ahora,
hace 5000 años y dentro de 3000 años”. Pues bien, ¿no es la astrofísica una
ciencia? ¿Y no estamos continuamente revisando los postulados científicos sobre
la gravedad, los agujeros negros, la materia oscura, el origen del universo?
Cada día salen científicos que tratan de poner en entredicho la teoría de la
relatividad de Einstein (léase Steven Hawkins) del mismo modo que Einstein
trató de contradecir a Newton.
Por tanto, el hecho de que la Arqueología se base en cierta
medida en la interpretación de los restos materiales, no le quita valor
científico pues esa interpretación se basa en el análisis y estudio previo y
posterior de otras evidencias, de la misma forma que trabaja la astrofísica.
Relevancia social. ¿Es realmente importante la Arqueología?
La Arqueología proporciona conocimiento por el pasado local,
fomenta la identidad y el sentimiento de pertenencia a un grupo a una comunidad
y permite entender la sociedad actual al ofrecer el proceso evolutivo de la
sociedad dando respuestas a nuestra propia personalidad tanto individual como colectiva.
Por qué somos así, cómo hemos llegado hasta este momento de nuestra Historia y
cuáles han sido los factores determinantes para nuestro desarrollo social. ¿Y
por qué esto debería ser importante para un persona “de a pie”, normal y
corriente, con sus preocupaciones, sus inquietudes, etc.? Pues porque permite
conocernos mejor. Por eso una de las
tareas de la Arqueología es explicar a la sociedad el trabajo y los
resultados del mismo, es decir, qué hacemos, cómo lo hacemos y por qué.
Estoy seguro que si abres tu cartera de bolsillo, esa que
normalmente llevas encima, donde guardas las tarjetas de identidad y las
monedas, tienes un lugar donde guardas alguna foto de un ser querido, de tu
pareja, hij@ o de ti mismo. Es inconsciente. Probablemente no les hagas ningún
caso. Pero por lo general, lo hacemos porque tenemos la necesidad como
personas, como seres sociales, de identificarnos continuamente con lo que somos.
Los recuerdos somos nosotros mismos porque son los aspectos que han conformado
nuestra personalidad actual. Y nuestro
pasado personal, nuestra familia, nuestro círculo, permite conocernos a
nosotros mismos.
Del mismo modo, la Historia, ésta en mayúsculas, permite
conocernos como grupo a través de los “recuerdos” en modo de acontecimientos
históricos. Y la Arqueología nos ofrece un recuerdo del pasado, de nuestro
pasado, a partir de la cultura material permitiéndonos establecer una relación
entre lo que éramos y lo que somos. Por esta razón, en ocasiones, se utiliza la
Arqueología como una herramienta política para favorecer determinadas
ideologías o posturas con el fin de fortalecer una identidad nacionalista o una
historia distorsionada de la realidad.
Hay muchas preguntas que nos preocupan de la Historia de la
humanidad y que desde la Arqueología se trata de responder. El origen del ser
humano, su desarrollo evolutivo hasta llegara a nuestra época, cómo surgió ( y
por qué) el arte paleolítico, por qué pasamos de una sociedad de cazadores –
recolectores a una sociedad neolítica de producción de alimentos, por qué
diferentes partes del mundo tuvieron un desarrollo evolutivo semejante y
cientos de preguntas que cada uno de nosotros podemos hacernos hacen de la
Arqueología una herramienta social indispensable para
tratar de dar respuesta a nuestras inquietudes.
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