El origen de estos cuerpos se remonta
a 1702, durante la Guerra de Sucesión, con la finalidad de rendir
honores y escoltar a la persona del Rey, por lo que sus miembros debían
pertenecer a la más rancia nobleza y mostrar una fidelidad absoluta a la
institución monárquica. A pesar de su carácter más bien ceremonial, se
integraron como dos unidades más del ejército de S.M. Católica, estando
presentes en casi todas las campañas en las que se vio envuelta España a lo
largo del siglo XVIII y principios del XIX.
Guardias Valonios de 1808.
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